Una impresora 3D nos permite convertir modelos digitales en objetos físicos. Desde hace pocos años existen modelos de escritorio bastante asequibles que nos permiten fabricar objetos de cierta complejidad de forma automática.
Las impresoras 3D crean objetos moviendo un mecanismo extrusor de plástico, apoyado sobre un cabezal que funciona como una pistola de plástico caliente. Cualquier objeto que queramos imprimir debe pasar primero por un proceso en el que se “corta” digitalmente en pequeñas capas. Imagínese cortar el objeto que quiere fabricar como si fuese una zanahoria en capas muy finas. Estas definirán como deben de moverse los distintos mecanismos de la impresora para ir depositando el plástico fundido, e ir creando así el modelo capa a capa.
Para imprimir cualquier objeto en 3D, una vez diseñado, existen herramientas de software específicos que hacen todo el trabajo automáticamente por usted. Una vez procesado el objeto obtendrá un archivo con todas las instrucciones específicas que le permitirán a su impresora fabricar el modelo imprimiéndolo capa a capa.
Existen ademas, herramientas que permiten modificar la forma en la que trabaja la maquina, herramientas que permiten procesar y mejorar el modelo en 3D para poder optimizar su fabricación, o aplicaciones que permiten escanear objetos del Mundo Real y traducirlos en objetos listos para imprimir.
Muchas de estas herramientas son libres y gratuitas, están creadas y mejoradas por una comunidad global de usuarios, y están adaptadas para funcionar con muchísimos modelos de impresoras. Además con la popularización de la tecnología, grandes empresas de software han empezado a ofrecer herramientas de proceso muy potentes a precios competitivos para poder hacerse un hueco en este incipiete mercado.